Desde el siglo XVII hasta hoy en día se ha estado envasando en botellas de vidrio, anteriormente se ha introducido el vino en ánforas de barro, tripas de animales o barriles de madera.
Dependiendo del diseño y características de la botella hacen que algunos vinos fermenten en el interior de la botella, y otros sin embargo, son embotellados tras su fermentación en cubas. La botella estándar contiene un volumen de 750 ml.
Los tipos de botellas que habitualmente nos encontramos en el mercado, son las siguientes:
Borgoña. El diseño más antiguo de las que se conocen. Recibe su nombre de la región en la que se creó. Se suele fabricar en verde oliva o marrón. Presenta los hombros en pendiente, por lo que le da un aire estilizado.
Jaloco Blanco Jaloco Tinto Joven D.O. |
Rhin o renana. Presenta una forma muy estilizada gracias a su altura y hombros en caída. Se suele utilizar para vinos blancos en color verde, y transparente para los rosados.
Jerezana. Muy similar a la bordelesa, pero de hombros más rectos y marcados, presenta un abombamiento y un gollete e dos fases. Normalmente son de color verde oscuro o negro.
El color de la botella, también tiene mucha importancia para proteger el vino de la acción solar. Los colores más empleados son el verde, azul o negro. Los más oscuros se suelen destinar a vinos que van a envejecer, mientras que los claros o transparentes se emplean para vinos blancos jóvenes, a fin de distinguir el color de vino.